Un negocio resiliente es un negocio próspero
La resiliencia debe estar en el centro del desarrollo sostenible. Siendo el sector privado el principal inversor y empleador, tiene un rol vital.
La resiliencia debe estar en el centro del desarrollo sostenible. Siendo el sector privado el principal inversor y empleador, tiene un rol vital en la construcción de resiliencia. Su importante aporte lo podrá dar de mejor forma en la medida que exista una mayor comprensión de los riesgos, para tomar decisión acerca de sus inversiones y prácticas empresariales de forma que contribuyan a la sostenibilidad, así como para prepararse ante eventos que irrumpen la vida social y económica.
"La pandemia (por COVID-19) ha reconfigurado nuestro mundo y ha demandado el máximo de nuestros Estados y del sector privado. Al tiempo de pandemia se unen las necesidades de seguridad alimentaria, de desarrollo sostenible y de convivencia social", reflexionó al respecto Birgit Gerstenberg, Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en El Salvador durante su participación en la Semana de la Sostenibilidad y Responsabilidad Social Empresarial (RSE) 2020, organizada por la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS), punto focal de la Alianza del Sector Privado para Sociedades Resilientes ante Desastres (ARISE) en El Salvador.
Durante esta semana dedicada a la reflexión sobre cómo construir sociedades sostenibles, la Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en El Salvador conversó con Raúl Salazar, Jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) - Oficina regional de UNDRR para las Américas y el Caribe, acerca de la gestión de riesgos y la sostenibilidad.
En la pandemia, el sector privado ha tenido como uno de sus principales objetivos fortalecer su resiliencia. Esto adquiere una mayor relevancia considerando que las estimaciones apuntan a que el 60 % de las pequeñas y medianas empresas no podrán recuperarse del impacto económico de la COVID-19. Según la CEPAL, 2.7 millones de empresas de América Latina y el Caribe están en riesgo de cierre a raíz de la emergencia. Este escenario implica también la pérdida de 8.5 millones de empleos, según proyecciones de la misma agencia.
Precisamente, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 indica que el sector privado es fundamental para lograr que las comunidades y las empresas sean más resilientes. "Hay una responsabilidad personal para reducir riesgos y eso es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Necesitamos a una sociedad que apoye los esfuerzos, actores responsables", añadió la Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en El Salvador.
Uno de los aspectos más críticos de esta pandemia, según explicó Salazar, ha sido su característica sistémica, no se trata solo de una emergencia de salud, sino una que ha afectado a todos los sectores de la sociedad y la economía. “Hemos limitado nuestro espectro a amenazas de origen natural, dejando al biológico fuera de radar; y esta vez nos encontramos en la complejidad de una simultaneidad de amenazas".
Otro ejemplo de esto ha sido el impacto de los huracanes Eta e Iota en Centroamérica, que no solo han afectado a varios países –El Salvador entre ellos-, sino que han ocurrido en medio de un pandemia, aumentando así el riesgo y las vulnerabilidades.
En este sentido, la buena gobernanza aparece como la llave de la puerta que promete un futuro más próspero, resiliente y seguro, como el vehículo principal para reducir la pobreza y la desigualdad. Muchos desastres pueden evitarse o prevenirse a través de estrategias de reducción del riesgo de desastres para gestionar y reducir los niveles de riesgo existentes y evitar la creación de nuevos riesgos. Una gobernanza efectiva debe reflejar la multidimensionalidad de los riesgos y el compromiso de los diferentes actores y sectores de la sociedad, incluido el sector privado. La promoción de alianzas público-privadas para la reducción del riesgo de desastres devienen en un mecanismo privilegiado para promover las inversiones resilientes y fortalecer la gobernanza de los riesgos.
“Antes parecía que las empresas que eran exitosas tenían más capacidad de adaptación porque los cambios ocurrían en lapsos más largos, ahora son aquellas que tienen la capacidad de anticiparse, de estar pendientes del entorno”, dijo Enzo Bizzarro, CEO de la aseguradora Asesuisa durante su participación en el conversatorio “Gestión de riesgos: una apuesta a la sostenibilidad e inversiones resilientes”, moderado por Nahuel Arenas, jefe adjunto de UNDRR - Oficina regional para las Américas y el Caribe.
La resiliencia fue el centro de las discusiones durante el resto de la Semana de la Sostenibilidad y RSE 2020. La pandemia de COVID-19 ha creado una encrucijada para el sector privado: quien no se adapta, se queda rezagado.