Poner fin al VIH: ¡Hagámoslo!
Se han logrado grandes avances desde que se identificaron los primeros casos de SIDA, hace cuatro décadas.
La salud pública ha dominado los titulares mundiales por más de un año. El impacto devastador de la pandemia de COVID-19 en la vida y el sustento de las personas, y en las economías de todo el mundo nos ha recordado sobre el poder destructivo de un virus microscópico.
A la sombra de la pandemia de COVID-19, el mundo se reunirá del 8 al 10 de junio para establecer una nueva agenda ambiciosa para acabar con otra pandemia, 40 años después de su aparición. En la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el Sida de 2021, que se celebrará en Nueva York y de manera virtual, líderes, activistas y personas que viven con el VIH o que están afectadas por él forjarán una nueva Declaración Política de las Naciones Unidas para poner al mundo en la vía de acabar con el sida para el 2030.
Se han logrado grandes avances desde que se identificaron los primeros casos de SIDA, hace cuatro décadas. Tras alcanzar un máximo de 1,7 millón en el 2004, las muertes relacionadas con el sida en el mundo se redujeron a menos de 700 000 en el 2019. Las nuevas infecciones por VIH también han disminuido, de 2,8 millones en 1998 and 1,7 millones en 2019. Además, el tratamiento contra el VIH ha dado esperanza a millones de personas. Aquello que antes era una sentencia de muerte, ahora se puede controlar eficazmente. En junio de 2020, 26 millones de personas tenían acceso a la terapia antirretroviral que salva vidas, un tratamiento que puede dar a las personas viviendo con VIH una esperanza de vida normal.
Sin embargo, estos logros son insuficientes, y muchos países no están bien encaminados para acabar con la epidemia de VIH como amenaza para la salud pública para el 2030 – una promesa hecha por El Salvador, junto a 192 otros países, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas para poner fin al SIDA en 2016.
Debido a que la pandemia de COVID-19 sigue afectando a casi todos los países, es fácil olvidar otras crisis de salud pública. Sin embargo, la pandemia del VIH sigue con nosotros. Sigue siendo real. Y el COVID-19 está afectando al progreso para acabar con el SIDA.
La pandemia del VIH afecta a diferentes grupos en diferentes países. En El Salvador, las Poblaciones clave, son afectadas principalmente. En la región de América Latina, las poblaciones clave – los hombres gais y otros hombres que tienen sexo con hombres, los trabajadores sexuales y sus clientes, las personas trans y las personas que consumen drogas – son las más afectadas. En el fondo, las desigualdades son el combustible que impulsa la pandemia del VIH.
En muchos países del continente africano, por ejemplo, las mujeres, especialmente las mujeres jóvenes y las niñas adolescentes, sufren el mayor impacto. En el fondo, las desigualdades son el combustible que impulsa la pandemia del VIH.
El COVID-19 ha expuesto las debilidades de los sistemas de salud a nivel mundial, regional y nacional, pero los conocimientos, las experiencias y la infraestructura construidos a lo largo de los 40 años de la respuesta al VIH han sido cruciales para orientar una respuesta a la pandemia de COVID-19 basada en derechos humanos y centrada en las personas. Las inversiones en materia de la infraestructura de salud global han contribuido a la lucha contra el COVID-19, pero tenemos que hacer más y fortalecer los puntos débiles de los sistemas de salud, para que la próxima vez que se produzca una crisis, el mundo esté preparado y sea capaz de actuar.
En marzo de este año, el órgano de gobernanza de ONUSIDA adoptó la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026, cuyo objetivo es cerrar las brechas que impiden el progreso hacia en fin del sida, centrándose en las desigualdades que impulsan la pandemia. Busca promover sociedades más justas. La estrategia establece metas que, de cumplirse, volverían a situar el mundo en el camino para acabar con el sida a finales de esta década.
Basándose en la Estrategia Mundial sobre el SIDA, la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el Sida se esforzará por cambiar el rumbo de la respuesta al VIH. La declaración política que resultará de la reunión debe ser audaz y ambiciosa. Con el poco tiempo que queda, debe dar al mundo el liderazgo que necesita para fijar el curso de los últimos años de la respuesta al VIH.
Al ser audaz, la declaración política también debe asegurar que nadie se quede atrás. Debe dar un apoyo firme a cuestiones que a algunos les pueden resultar incomodas: la educación sexual integral, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, los derechos humanos de todos, incluyendo de las poblaciones clave, que a menudo son marginadas y criminalizadas por su identidad de género, su orientación sexual, sus medios de vida o sus dependencias, o simplemente por vivir con el VIH.
La nueva declaración política debe estar respaldada por un fuerte compromiso político. Cuando las promesas hechas en el pasado no se han cumplido, ha sido en parte porque el mundo fracasó en brindar el apoyo necesario para cumplir con esas promesas.
Sabemos que cuando se destina un nivel adecuado de inversiones a la respuesta al VIH, el dinero es efectivo. Cada dólar estadounidense adicional que se invierte en la implementación de la Estratega Mundial sobre el SIDA en países de ingresos bajos y medianos resultará en un retorno de 7,37 dólares en beneficios sanitarios.
Ahora es el momento de dar un nuevo impulso a la salud en la agenda global. El COVID-19 es la prioridad inmediata, y con él la necesidad esencial de brindar vacunas para todos, en todas partes– pero el mundo no debe olvidar al VIH. El Salvador no debe olvidar al VIH.
Debemos ser optimistas. El Salvador ha realizado importantes avances en la respuesta al VIH. Sabemos cómo diagnosticar y tratar al VIH. Sabemos cómo prevenir nuevas infecciones por el VIH. Sabemos cómo salvar vidas. El apoyo de El Salvador a la declaración política sobre el VIH es esencial para que el mundo llegue al punto final de lo que, en 2030, habrán sido casi 50 años de pandemia de VIH.
Ahora es el momento de cambiar el curso de la respuesta al VIH. Ahora es el momento de encaminar al mundo hacia el fin del sida. ¡Hagámoslo!
Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva, ONUSIDA