Si uno siembra un árbol, siembra vida

Nelly Meléndez vive en el cantón Sacramento, de San Francisco Menéndez, con su esposo y seis hijos, y se dedican principalmente a la siembra de granos básicos, hortalizas y plantas alimenticias.

“Siempre he cultivado la tierra. Fui promotora y tuve a mi cargo a 19 beneficiados. Les dimos arbolitos y ahora ya no van a comprar limón, mango, naranja, aguacate, nísperos, zapote, todo lo cosechan en sus casas. Me siento motivaba y contenta porque nuestro caserío El Talpetate ya no es el mismo”, afirma Nelly, quien se sabe parte del cambio positivo.

Ante la escasez de agua y con suelos poco productivos, mujeres como Nelly están en la primera línea de la crisis climática, a la vez que descubren su potencial para ser agentes de cambio, aprendiendo y enseñando a adaptarse a los impactos. “He sembrado arbolitos que hacen que en mi pozo abunde el agua. Aquí estamos en un lugar bien seco. En el verano hago riego por goteo o con cántaro para que los palitos (plantas) no se sequen. Si seguimos así, tendremos más agua”, aseguró. 

Nelly participa en el proyecto “Fortaleciendo la resiliencia climática de comunidades y ecosistemas en Ahuachapán Sur, El Salvador” implementado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) con el apoyo técnico del PNUD y financiamiento del Fondo de Adaptación. 

Más de 4700 mujeres participan en la restauración de áreas agrícolas degradadas en los bosques ribereños, y así contribuyen a la conservación y manejo integral del agua, a la restauración del paisaje, a la sostenibilidad de las comunidades y a la conservación de la biodiversidad.

“No tengo estudios, pero tengo experiencia. A mis 34 años me siento joven y siento que tengo mucho qué entregarles a mis hijos, a mi comunidad y a mi país. Yo ya estoy aportando para mi casa. Yo le enseño a mis hijos lo que aprendí. Les digo: Si uno siembra un árbol, siembra una vida”, afirma Nelly.